martes, 17 de noviembre de 2015

LOS PATRONES

LOS PATRONES

  
Antes de comenzar el maravilloso viaje hacia tu éxito absoluto debes descubrir cuáles son tus patrones, tu programación previa hacia la vida en general que has recibido y adquirido a través de tu educación casera, tus vivencias y experiencias. Así pues, esta programación, educación y experiencia son quienes finalmente determinan quién eres tú, cómo piensas, cuáles son tus creencias, cuáles son tus hábitos y tus rasgos de carácter, cómo te sientes realmente con respecto a ti mismo, cómo te relacionas con los demás, cuánto confías en los demás, si sientes verdaderamente que mereces la abundancia y el éxito en todos los sentidos, cual es tu actitud para actuar a pesar del miedo, a pesar de las preocupaciones y a pesar de los inconvenientes, y si eres capaz de actuar cuando no estás de humor para hacerlo.

El hecho es que tu carácter, tu forma de pensar y tus creencias constituyen una parte fundamental de lo que determina el nivel de tu prosperidad en todos los sentidos de tu vida.

En la mayoría de los casos nuestra manera de pensar y de vivir se debe a nuestra educación, a la programación que hemos recibido por parte del entorno que nos rodeaba, en este caso de los padres, hasta los primeros cuatro años de nuestra vida. Sí, sí, puedes creerlo o no pero estos primeros cuatro años son decisivos para el crecimiento personal de cada niño. Muchas personas adultas, por desgracia, están convencidas de que los niños pequeños, a esta edad, no entienden nada y que no les afecta nada lo que sucede a su alrededor. Como consecuencia de esta creencia equivocada a menudo se pelean enfrente de los niños, se insultan, o sueltan verdaderas diarreas verbales frente a los mismos.

El vocabulario no apropiado



Las personas que tienen este tipo de creencia equivocada creen que es gracioso y muy divertido decir a un niño pequeño que es gordo, feo, tonto, inútil y muchas otras estupideces. Les “obligan” a aprender un vocabulario rudo y vergonzoso (tacos, insultos, palabrotas) porque les parece muy divertido cuando un niño pequeño, digamos de unos tres años, repite estas palabras sin conocer su verdadero significado. Lo que estas personas tan “inteligentes” no saben es que este tipo de palabras se convierten en vocabulario habitual de este niño. Luego, cuando el niño crece y sigue utilizando este vocabulario rudo le castigan por lo mismo, a pesar de que son ellos quienes le han enseñado y obligado a aprender estas palabras.

Yo era uno de estos niños a quienes les enseñaban contar chistes verdes, decir tacos y palabrotas, insultar a la gente y mucho más que aquí no quiero ni mencionar. Luego, con los años, cuando iba creciendo y utilizaba este vocabulario como algo normal y habitual me castigaban por haberlo hecho. Yo no entendía este cambio en su comportamiento hacia mí. Yo no hacía nada diferente de lo que ellos mismos me habían enseñado. Entonces, ¿por qué me castigaban? Me decían que me castigaban porque este tipo de vocabulario no era el más apropiado para un chico de ocho o nueve años.

Tengo una información para todos estos adultos tan “listos”: ¡ESTE TIPO DE VOCABULARIO NO ES APROPIADO PARA NADIE! Si no quieres que tu niño diga tacos, palabrotas e insultos, ¡no le enseñes estas cosas! No te equivoques, un niño desde el nacimiento percibe y absorbe todo lo que sucede a su alrededor. A mí me ha costado mucho tiempo, esfuerzo y trabajo liberarme de este tipo de vocabulario y no utilizarlo en mi día a día (en ocasiones especiales sí que lo utilizo, pero solo en ocasiones especiales).

El no saber ahorrar



Mis padres vivían y trabajaban en Alemania, a mi hermana y a mí nos cuidaba mi abuela en Serbia (ex Yugoslavia). A pesar de que nuestros padres trabajaban en Alemania, en este tiempo un país de mucha abundancia, no ganaban mucho dinero. Mi padre era un vividor, un mujeriego que se gastaba todo su dinero en los bares, en apostar, en los juegos y otras mujeres, por lo tanto mi madre fue la única que ahorraba dinero de sus ganancias (que tampoco era mucho) y lo enviaba a mi abuela para nuestras necesidades. Nunca había dinero suficiente para poder permitirnos algún lujo, como por ejemplo unas vacaciones, que para la gran mayoría de mis amigos y compañeros del cole era algo normal. Como niño yo nunca tuve una bicicleta, ropa de marca o algo tan simple como juguetes comprados en una juguetería. El dinero que mi madre nos enviaba era el justo para cubrir las necesidades básicas. Recuerdo muy bien, cuando mi hermana seguía creciendo y convirtiéndose en una chica joven, sus necesidades crecían proporcionalmente con los años y los cambios que experimentaba. Le compraban vestidos, ropa más moderna, zapatos, bolsos, joyas (no de demasiado valor, pero joyas), le daban dinero para las salidas, etc. Comparando con eso me parecía a mí que mis necesidades se quedaban atascadas en lo de siempre y/o disminuían. Salir por ahí, ir al cine y/o comprarme un helado o algo de chuches no era posible, porque nunca había suficiente dinero.

A pesar de que conscientemente esto a mí me daba igual y no me interesaba mucho, yo me apañaba muy bien con lo que tenía, subconscientemente se grabó un patrón en mi mente. El patrón de: “PARA TI Y TUS NECESIDADES NUNCA HAY DINERO Y A CAUSA DE LO MISMO NUNCA TENDRÁS LO QUE DESEAS.”

Convirtiéndome en un adulto y empezando a trabajar y ganar mi propio dinero comencé a permitirme todos los lujos y caprichos que como niño nunca me pude permitir. Compraba y gastaba el dinero ganado como que no existiese un mañana. Gastaba mucho y gastaba rápido. Me compraba cosas y más cosas, que en este momento tampoco eran necesarias ni de gran utilidad. Pero como subconscientemente estaba dirigido por el patrón de que no había dinero para mí, me lo gastaba todo para satisfacer mis caprichos de la infancia.

Como consecuencia, nunca ahorraba, ni lo sabía hacer. Primero por el miedo a que si no me compraba alguna cosa el dinero desapareciera y no me lo pudiera permitir y por otro lado, nadie me había enseñado a ahorrar. Así que a menudo me quedaba a la mitad del mes sin blanca y otra vez vivía en la escasez. Después de muchos años y después de haber descubierto mi patrón de no ahorrar, por fin aprendí cómo ahorrar y además aprendí cómo invertir y aumentar mi riqueza económica. Ahora sé que este patrón que me ha condicionado más de treinta años era un patrón falso y que se puede cambiar por otro mejor.

No ser suficientemente bueno



Muchos adultos, especialmente muchos padres creen que los niños no saben nada, que son unos tontos y por lo tanto no les dejan hacer nada que conlleva una responsabilidad. No les dejan experimentar con su entorno ni les dejan cometer sus propios errores. Siempre hacen las cosas por ellos y sueltan frases como: “Déjalo, esto lo hago yo, tú no lo sabes hacer.” o “Es un niño. No le dejes hacer esto, él no tiene ni idea de cómo se hace.” o “Un niño es demasiado tonto para poder hacer cosas que conlleven responsabilidad.” y así sucesivamente. No se dan cuenta de que ellos mismos (los adultos, los padres) son quienes hacen de estos niños unos idiotas y unos tontos. En vez de ayudarles y enseñarles cómo hacer las cosas y dejarles hacer hasta que aprendan, les quitan toda la posibilidad de crecer personal e intelectualmente. Y lo que es peor, estos adultos están convencidos de que hacen lo correcto.

A través de este comportamiento ignorante y prepotente, por parte de los adultos, en el subconsciente de los niños se crea el patrón de que no son lo suficientemente buenos para nada en la vida. Y este patrón tan peligroso les condicionará toda la vida. Una persona condicionada por este patrón siempre pensará que es tonta, un idiota, un imbécil (así dicho) y nunca se atreverá a hacer cosas grandes, cosas excepcionales. Siempre se quedará atascado en la mediocridad por el miedo a no ser suficientemente bueno para hacer algo mejor en la vida y nunca sacará su verdadero potencial a la luz. Y así lo hunden en la miseria.

La comparación, la envidia y los celos



Este es uno de los patrones más peligrosos que existen. Muchos padres creyendo que lo hacen bien y queriendo motivar sus niños a sacar lo mejor de sí mismos, lo hacen fatal comparando a sus niños con los demás. Utilizan frases como: “Mira Fulanito cómo lo ha hecho. ¿Por qué no lo haces igual?” o “Mira, Fulanita obtiene mejores notas que tú. Esfuérzate más para ser mejor que ella.” o “No te puedes permitir no ser mejor que Pepe. Tienes que ser mejor que él.” y así sucesivamente.

A través de este tipo de comportamiento tan inútil, estos padres crean en el subconsciente de sus niños el patrón de la comparación, de la envidia y de los celos. Estos niños se convierten en unos adultos envidiosos y celosos, siempre comparándose con otras personas y no son capaces de sacar lo mejor de ellos mismos. Nunca aprenderán que cada persona es única y diferente, y que no hay razones para compararse con los demás. Cada persona tiene su propio don y su propia cualidad. Cada persona es buena en algo.

Echar la culpa a los demás



Cuando un niño pequeño, digamos de un año de edad, está andando por la casa y por casualidad se golpea la cabeza contra la mesa y empieza a llorar, porque evidentemente se ha hecho daño, la mayoría de los padres salta, coge al niño en brazos y le dice “Mesa mala. Vamos a pegarle porque te ha hecho daño.” El niño, en este momento, no entiende o no sabe que la mesa es tan solo un objeto estático, sin posibilidades de moverse por sí sola y que está puesta en este sitio por los mismos padres, y acepta lo que le dicen sus padres; “la mesa tiene la culpa y ella me ha hecho daño, no es culpa mía.” Otra situación es cuando un niño por primera vez monta una bicicleta con dos ruedas y después de unos cuantos metros se cae y otra vez se hace daño, los mismos padres llegan corriendo y como unos descerebrados empiezan a dar golpes a la bici diciendo; “Bici mala. Vamos a pegarle por haberte hecho daño.”, y el niño otra vez cree lo que dicen sus padres y echa la culpa a una cosa sin vida propia, en vez de tomar la responsabilidad por error cometido.

Si verdaderamente quieres ayudar y apoyar a tu niño para que aprenda a tomar decisiones correctas y la responsabilidad por sus actos, debes dejar de enseñarle que la culpa de sus “errores” la tienen los demás o las cosas que le rodean. Sé que la mayoría de los padres lo hacen con muy buena intención y para proteger a sus niños, pero esto no lleva a nada bueno, al contrario, los niños a través de este comportamiento por parte de sus padres aprenden que no importa qué errores cometan en la vida, la culpa siempre hay que buscarla en los demás y no tomar la responsabilidad por sus propios actos. En vez de golpear y pegar a las cosas, enseña a tu niño a prestar atención por dónde se mueve y cómo mantener el equilibrio montando una bici con dos ruedas. Enséñale a tomar sus propias decisiones y la responsabilidad por las mismas, enséñale que cada decisión tomada conlleva una consecuencia, positiva o negativa, dependiendo de la decisión que tome. Enséñale a que sea una persona responsable y justa consigo mismo y con los demás, y que no busque culpables por los errores cometidos por él mismo. Enséñale que de cada error cometido se puede sacar un valioso aprendizaje del mismo para el futuro.

Y estos son tan solo algunos de los patrones negativos que existen. También existen los patrones del miedo, de la competencia, de mentir, de violencia, de estafar, del odio, de desprecio y muchos, muchos más. Los patrones negativos no sirven para nada, excepto para destruir a una persona desde el principio de su vida.



Para todos los adultos y para todos los padres tengo una información, tal vez increíble para ellos: Antes de nacer los niños perciben todo de lo que sucede a su alrededor. Las palabras, emociones, gritos, risas, música, lagrimas, violencia, amor, respeto, abrazos, mimos y cariños, besos, etc., todo esto perciben los bebes unos meses antes de salir de la tripa de su madre. Y todo lo que perciben en los primeros cuatro años se les graba directamente en su subconsciente. Si los padres están nerviosos, el niño está nervioso. Si los padres ríen, el niño ríe. Si los padres se pelean, el niño pelea. Si los padres son tranquilos y equilibrados, el niño se comporta de la misma manera. Si los padres son violentos, el niño acude a la violencia. Si los padres se despiertan y se levantan cantando, el niño cantará.



“Un día  un padre le dijo a su hijo – Ten cuidado por dónde caminas. – y el hijo le respondió – Ten cuidado tú, recuerda que yo sigo tus pasos.”
Proverbio


Así lo define Antonio Blay – Investigador de la naturaleza humana y del desarrollo de su potencial interior.



Cuando somos pequeños se nos va educando y educar consiste en que se nos vaya diciendo lo que hay que hacer, cómo hay que hacerlo y lo que no hay que hacer. El niño va aprendiendo eso que se le enseña, pero no solamente lo aprende sino que lo acepta tal como se le da, es decir, como la verdad y el bien. De manera que el niño, como ve que si hace aquello le sonríen, si no lo hace aquello le miran mal, le regañan o le castigan, el niño va adquiriendo una convicción de que él vale en la medida que es el modelo. O sea, el niño se identifica a sí mismo como valor en tanto que modelo y en tanto que modo particular de ser.

Es importante ver claro esto, es la clave interna.

Por tanto el niño no se siente aceptado por el hecho de que él es él, de que él es un ser, de que él es un foco de inteligencia, un foco de amor, un foco de energía, de que él es una individualidad central aparte de cualquier modo de ser, sino que el niño aprende que solamente se le valora, se le considera en medida que él es o no un modo particular de ser y está de acuerdo o no con el modelo que se le da. Por lo tanto, el niño va aceptando esta idea que se le da de que él no vale como ser, sino que su único valor está en su modo de ser, de que él no es; él es o bueno o malo, o listo o tonto, pero él-ser, él-es, esto no existe, no tiene ningún valor. Y esto es muy importante porque el ser, este foco de inteligencia, de energía y de afectividad, es algo central en el niño, en todo el mundo, es algo central que surge del fondo, del fondo de la mente, del fondo de la afectividad, del fondo de la energía, de todo el eje del cuerpo.

Pero, en cambio, el modo de ser se adquiere a través de la mente concreta. Y en la medida que el niño acepta que su valor está en el modo de ser, necesita retener el modelo con su mente concreta, provocando la progresiva desconexión de su fondo natural.

O sea que el niño se desconecta de su fondo de energía, de su fondo de vitalidad, de donde surge la capacidad combativa de vivir, de jugar, de expresar sus necesidades vitales, es decir que al situarse en el sector más exterior de la mente se desconecta del fondo donde está su propia fuente de energía vital y por lo tanto su propia conciencia de seguridad como ser concreto. Se desconecta pues de esta seguridad, se desconecta también de su fondo afectivo, su fondo afectivo de donde está fluyendo toda su capacidad de amar, de gozar, de felicidad. Y se desconecta también de sí mismo y de actuar en función de lo que ve; Es decir que se desconecta de su capacidad de evidencia y entonces todo él empieza a vivir a partir de esta fachada, del modo de ser “¿Soy realmente del modo que me dicen? Porque sólo así conseguiré aprecio, valoración, afecto, seguridad.”

La desconexión de este fondo de seguridad, de este fondo de felicidad, de este fondo de evidencia, impide al niño que viva directamente, en su fuente, estas cualidades básicas, obligándole a proyectar en el exterior. Entonces estará exigiendo que el exterior – cuando uno es pequeño, la madre (los padres), pero luego, en general, el mundo -, le dé seguridad, que el exterior le dé felicidad, que el exterior le dé la información que ha de aceptar. Al alejarse de su fondo natural, el niño, eso que no vive directamente, porque se va desconectando de ello, lo proyecta al exterior y espera que el exterior supla esas necesidades buscando fuera de él esa seguridad, esa felicidad y esa evidencia que antes surgían de su interior…

Así pues el niño proyecta al exterior lo que corresponde a su fondo. Al no vivirlo directamente en el fondo, pero al haber la necesidad de ello, lo proyecta al exterior y entonces es cuando está exigiendo que su madre (sus padres) le dé la felicidad, le dé seguridad, le dé certeza en cuanto a las ideas, en cuanto a la información.

Entonces el niño, todo él, está esperando que el exterior le dé esa plenitud, esa seguridad y esa certeza. Fijaos que él se ha desconectado del fondo para asegurarse el afecto y la aceptación del exterior, pero, entonces ¿qué pasa cuando el exterior, por lo que sea, en un momento dado no le da felicidad, no le da afecto, no le da seguridad, no le da certeza? El niño se ha desconectado de su fondo de donde podría surgir la respuesta natural, óptima, a cada situación, y está viviendo en su centro artificial; pero el exterior le niega el afecto, la felicidad, la seguridad. Entonces el niño se encuentra sin soporte central y sin soporte exterior y por unos momentos se encuentra totalmente aislado, desconectado, en una soledad total; es el estado de angustia fundamental, y esta angustia es triple, porque todo está funcionando en cada nivel; hay la angustia mental de que él creía que actuando de un modo tenía seguro “si soy bueno me querrán”. Pero a veces él cree ser bueno y las cosas no funcionan bien, entonces el niño tiene una inseguridad total en el aspecto mental, “no sabe”, aquello que le parecía claro, aquella información que tenía, que se había formado, falla y aparece una angustia en el aspecto mental. Es lo que luego se vivirá como angustia de identidad; “¿quién soy yo?, o ¿qué he de ser yo?”. Ésta es la base de la angustia de identidad.

En el aspecto afectivo el niño siente que no recibe afecto y el niño pequeño necesita el afecto como necesita el aire y necesita los alimentos. Entonces vive una angustia de abandono, de soledad afectiva. Fijaos que esto se produce aunque sea por unos momentos que le falle el exterior, porque esta necesidad afectiva la tiene permanentemente y cuando en un momento determinado el exterior no se le da, es suficiente para provocar la aparición de la angustia. Por tanto aquí tenemos la segunda vertiente de la triple angustia, esto es, la angustia de abandono, de soledad, de frustración afectiva.

La tercera vertiente se manifiesta en el aspecto de energía. El niño, ante esta situación de inseguridad y de abandono se ve incapaz de poder hacer nada, se siente impotente. Es la angustia de impotencia. Siempre se halla presente esa triple angustia; lo que sucede es que en unos casos se manifestará más en un aspecto que en otro, pero siempre se hallan los tres aspectos, la angustia de identidad, la angustia afectiva, de abandono, y la angustia impotencia o de capacidad de hacer para solucionar las cosas.

El niño en esos momentos de angustia tiene un llanto desgarrador. Muchas veces los mayores no están atentos, porque están tan acostumbrados a que el niño llore por tantas cosas que no distinguen un llanto de otro y este llanto es desgarrador, no porque el niño grite mucho, sino porque está surgiendo de una desesperación. Y muchas veces, por desgracia, la madre (los padres) o el educador en general, utilizan deliberadamente esta angustia para forzar una obediencia: “no te quiero”, ”si no haces esto no te quiero”, “ya te puedes ir” y cosas así. ¿Por qué?, porque para la madre (los padres) sigue siendo más importante el modo de actuar que el ser profundo del niño. Y ¿por qué para la madre (los padres) eso es más importante? Porque ella se vive a sí misma, también, de esa manera; ella lo que quiere es ser buena madre, y buena madre es que el niño coma y que el niño se comporte bien y que sea limpio, y ese modo de ser sigue siendo lo más importante. Y como ella vive así, lo transmite así, lo traslada así, lo contamina así. Y estamos recibiendo, por inducción, todos los problemas básicos que se van sucediendo de generación en generación…
(Para más información sobre el tema y una explicación más amplia lee el libro “SER – Curso de psicología de la autorrealización” de Antonio Blay)

Los niños absorben y copian su entorno, y si tú quieres y ves la necesidad de educar bien y de manera correcta a tu niño, en vez de dejarle que se desarrolle por sí mismo y como su propia naturaleza le dirige, entonces debes ser un buen ejemplo para él. Debes ser una persona equilibrada, tranquila, una persona llena de amor, bondad y gratitud, una persona justa, sincera y honesta, debes ser una persona feliz y una persona segura de sí misma. Así, y solo así, darás un buen ejemplo a tu niño que pueda seguir. Deja a tu niño que experimente y descubra su alrededor por su propia cuenta (siempre con un ojo vigilando para que no se ponga en un gran peligro), déjale que cometa sus propios errores, despierta su curiosidad por el mundo. Acéptale, respétale y ámale por como es, por su YO verdadero y no por lo que tú quieres que sea. Así crearás en su subconsciente unos patrones positivos, unos patrones creadores, unos patrones que le ayudarán para que pueda superar cualquier obstáculo en la vida y que pueda convertir cualquier sueño en realidad. Si lo haces de la manera contraria crearás en él patrones negativos, patrones destructores, creencias limitadoras, pensamientos negativos y le destruirás el futuro antes de que haya empezado a vivir.



Hay que tener mucho cuidado con las palabras con las cuales nos dirigimos a nuestros niños, porque estas palabras pueden tener mucho peso en las vidas y en el futuro de los mismos. Cuidado con los juicios de los actos que puedan realizar, si tienes algo que juzgar o criticar, juzga o critica la acción cometida y no a la persona. Frases como: “Eres torpe, porque has roto un vaso.” o “Eres un inútil por no saber hacer eso o aquello.” o “Eres tonto por no ser capaz de aprender una lección.” o “Eres malo, porque no obedeces lo que te digo.”, estas frases, y otras parecidas, son críticas y prejuicios sobre la persona y no sobre la acción cometida. Un niño nace sin prejuicios, sin maldad, lleno de amor, de felicidad, de afecto, de energía positiva, de seguridad en sí mismo, de curiosidad por lo que le rodea y de genialidad. Y si nosotros, en vez de juzgar y criticar los actos cometidos atacamos a su yo interior, su verdadera personalidad, creamos en la mente de los niños la idea de que ellos son malos, torpes, tontos, inútiles y todo aquello que no tiene nada que ver con su verdadero ser.



Gracias a estos adjetivos negativos e inútiles para una buena educación, y a estas ideas falsas sobre uno mismo los niños empiezan a aceptarlas y comportarse de la misma manera como los describen los adjetivos. En muchos casos y con los años, muchos de ellos se rebelan contra esta idea y empiezan a crear el “yo ideal”. Y el “yo ideal” es todo lo contrario de “yo idea”. Si te han dicho que eres tonto y de corta inteligencia en tu infancia, tu “yo ideal” será convertirte en una persona muy inteligente y estudiosa. Si te han dicho en la infancia que eres malo, tu “yo ideal” será convertirte en una persona buena, bondadosa, una persona que ayuda a los demás. Si te han dicho en la infancia que eres un inútil en el manejo del dinero y un fracasado, tu “yo ideal” será convertirte en una persona con gran éxito y muy rica. Sea cual sea tu “yo idea”, lo que te han dicho lo que eres, y tu “yo ideal”, la persona en la cual te quieres convertir, debes saber que ni el “yo idea” ni el “yo ideal” no tienen nada que ver con tu verdadero YO.

Estos son tan solo los patrones creados por el exterior, por las personas que nos rodean y que quieren, con buena o mala intención, consciente o inconscientemente, dirigir nuestro comportamiento y en muchos casos nuestra vida. Por suerte los patrones negativos se pueden cambiar por patrones positivos. 

Para descubrir cuál es tu “yo idea”, patrones creados por el exterior, debes saber, repito, que es todo lo contrario de tu “yo ideal”, la persona en la cual te quieres convertir o la persona en la cual te has convertido. Rebobina la película de tu vida hasta tu infancia y recuerda ¿cómo y de qué manera se comportaban las personas que te rodeaban hacia ti? ¿Qué te decían? ¿Cómo te trataban? ¿Te criticaban y juzgaban permanentemente, o te prestaban toda la atención y te daban todo el amor que te merecías? ¿Te dejaban experimentar y descubrir el mundo por ti mismo, o te decían lo que tenías que hacer y esperaban tu ciega obediencia? Y si tu vida en tus ojos es un verdadero fracaso y crees firmemente que eres un verdadero perdedor, pregúntate, ¿por qué se ha convertido tu “yo idea” en tu “yo de hoy”? ¿Crees de verdad que estás condenado a ser un perdedor para toda la vida? Créeme, nadie está condenado a ser un perdedor para toda la vida, a no ser, que tú mismo lo quieras.

Para descubrir quién eres verdaderamente debes conectar con tu “verdadero yo interior”, con tu “yo principal”, debes conectar con tu “yo al nacer”. Esto puede sonarte un poco raro: “¿Qué significa – conectar con mi yo al nacer – y cómo puedo descubrir cuál es mi yo al nacer?” Para poder descubrir cuáles son tus “yo idea”, tu “yo ideal” y tu “yo al nacer” hay, desde mi punto de vista, tres posibilidades. La primera es, leerte y estudiarte bien el libro “SER – Curso de psicología de la autorrealización” de Antonio Blay. En este libro descubrirás paso a paso todo lo necesario para encontrarte, conectar contigo mismo y autorrealizarte. La segunda posibilidad será, aprender a meditar y a través de una meditación profunda entrarás en contacto con tu mundo interior y con tu verdadero ser. Y la tercera posibilidad es, pedir ayuda a un profesional que, a través de distintas técnicas de acompañamiento y apoyo mental y psicológico, te puede ayudar para que por fin puedas descubrir quien eres de verdad. Una vez conectado con tu "yo al nacer" descubrirás que el "yo principal" de todas las personas de este mundo esta lleno de amor, de afecto, de felicidad, de seguridad en uno mismo, de energía positiva, de un gran potencial para lograr cualquier cosa que nos propongamos en la vida.

Ahora bien. ¿Sabes cuáles son tus patrones negativos por los que diriges tu vida? ¿Sabes cómo los has adquirido? Si lo sabes, cámbialos por patrones positivos. No dejes que estos patrones destruyan tu vida. Y si no lo los conoces, estúdiate bien y descúbrelos. Tal vez, tus padres te crearon unos patrones negativos convencidos de que lo hacían correctamente, o tal vez por no haber sabido hacerlo mejor, pero tú ahora sabes que estos patrones se pueden cambiar y que puedes mejorar tu manera de vivir. 


Todos derechos de este texto están reservados para el autor.

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lunes, 16 de noviembre de 2015

EL ÉXITO EXTERIOR

EL ÉXITO EXTERIOR



Para cada uno de los humanos el ÉXITO EXTERIOR tiene un significado distinto. Pero todos sabemos que el éxito exterior significa cosas conseguidas que no están en nuestro interior. Cosas como: dinero, coches, casas, una familia, fama, exámenes superados, prestigio, amigos, la pareja adecuada, un buen empleo, conseguir y llevar un buen negocio, títulos, diplomas, ser un cantante o un actor famoso, ser deportista de élite, o escribir un libro que llega a ser un bestseller etc. Cada uno tenemos nuestra propia imagen del éxito exterior y cada uno deseamos conseguir y poseer cosas distintas.


No a todos nos gustan ni queremos coches rápidos, casas grandes y lujosas, ni ser millonarios, ni tener títulos ni diplomas de alto nivel, ni fama y/o reconocimiento a nivel mundial. Para muchos el éxito exterior significa tener un buen empleo, una casa sencilla, tener dinero suficiente para vivir bien, poder alimentar nuestras familias y poder permitirnos algunas vacaciones. Y para algunos el éxito exterior significa poder ayudar a las personas menos afortunadas sin animo de lucro a través de ayuda médica, o construir una escuela en los países menos desarrollados, o construir un pozo para que un pueblo en el desierto tenga agua potable.


Como puedes ver cada uno de nosotros tiene su propia idea del ÉXITO EXTERIOR. Pero pese a que todos tenemos una visión distinta sobre el éxito exterior, todos los que queremos verdaderamente lograrlo tenemos algo en común.





Primero: sabemos lo que verdaderamente queremos, tenemos objetivos claros.

Segundo: elaboramos un plan para lograr estos objetivos.

Tercero: nos ponemos una fecha límite cuando queremos lograr estos objetivos.

Cuarto: nos ponemos en acción

Quinto: nunca nos rendimos hasta lograr nuestro objetivo.

Y después de haber leído esto piensa bien, ¿qué es el éxito exterior para ti? Piensa bien en lo que quieres, en cuando lo quieres conseguir y en lo que estás dispuesto hacer para conseguirlo. Si quieres un buen empleo, prepárate bien y a por ello. Si quieres una casa grande, a por ella. Si quieres conquistar la pareja de tu vida, conquístala. Si quieres ser millonario, elabora un buen plan para conseguirlo y lógralo.


Permítete a ti mismo soñar, permítete imaginar y fantasear sobre el estilo de vida que te gustaría vivir y la cantidad de dinero que te gustaría ganar y tener en tu cuenta bancaria.

Walt Disney tenía una filosofía sencilla a este respecto.

“Para triunfar es necesario pensar en grande, soñar grandes sueños, creer en ellos y convertirlos en una magnífica obsesión, trabajar con empeño, atreverse y perseverar  hasta lograrlo.”

Todos las personas con éxito comienzan con un sueño de algo maravilloso y diferente de lo que tienen hoy en día. Ellos saben que para que un sueño se vuelva realidad, es importante tener el sueño antes. Imagina que no estás limitado en cuanto a lo que puedes ser, tener o hacer en tu vida. Sólo por un momento imagínate que tienes todo el tiempo, todo el dinero, toda la educación, toda la experiencia, todos los amigos, todos los contactos, todos los recursos y todo lo que necesitas para lograr lo que quieres en la vida. Si tu potencial fuese completamente ilimitado, ¿qué tipo de vida te gustaría crear para ti y para tu familia?


Imagínate a ti mismo por un momento dentro de cinco años. Imagínate que han pasado cinco años y que tu vida es perfecta en todos los aspectos. ¿Qué tal te ves? ¿Qué estás haciendo? ¿Dónde estás trabajando? ¿Cuánto dinero estás ganando? ¿Cuánto dinero tienes en el banco? ¿Que tipo de vida tienes? Crea tu visión de lo que deseas que sea tu futuro a largo plazo. Cuanto más clara sea tu visión de salud, felicidad y prosperidad, más rápido llegarás a ella, y más rápido llegará ella a ti. Cuando creas una imagen mental clara de hacia dónde te diriges en la vida, te vuelves más positivo, motivado y decidido para que se convierta en una realidad. Tú impulsas tu creatividad natural e imaginas una serie de ideas para que tu visión se convierta en realidad.


Muévete siempre en la dirección de tus sueños, imágenes y visiones dominantes. El simple hecho de permitirte a ti mismo soñar grandes sueños mejora tu autoestima y te ayuda a quererte y respetarte cada vez más, mejora la imagen que tienes de ti mismo y mejora tu nivel de confianza en ti mismo. Hay algo mágico en los sueños y visiones que es emocionante y que te estimula a ser mejor, inclusive en aquellas cosas en las que hasta ahora no te ha ido bien.

Aquí hay una gran pregunta que se debe hacer y responder una y otra vez:

¿QUÉ TE ATREVERÍAS A SOÑAR SI SUPIERAS QUE NO PUEDES FALLAR?

Si te garantizaran el éxito absoluto en cualquier cosa en la vida grande o pequeña, a corto o a largo plazo, ¿qué serías? ¿Qué gran cosa te atreverías a soñar si supieras que no puedes fallar? Sea lo que sea, escríbelo y empieza a imaginar que ya has logrado este gran objetivo. Después mira dónde estás hoy en día. ¿Qué hubieras hecho para llegar a donde quieres llegar? ¿Qué pasos hubieras dado? ¿Cómo hubieras cambiado tu vida? ¿En qué te hubieras metido o de qué hubieras salido? ¿Con quién hubieras estado? ¿Con quién no hubieras estado? Si tu vida fuera perfecta en todos los aspectos, ¿cómo sería?


Lo que quieres que sea diferente empieza a cambiarlo ahora. Los triunfadores son en verdad visionarios que se atreven a soñar grandes sueños. Ellos saben que si la mente es capaz de imaginarlo, entonces es posible realizarlo. Su éxito se basa en que muchas veces han tomado y realizado aquellas ideas que otros descartaron por considerarlas imposibles y trabajar en ellas hasta hacerlas realidad.

Soñar grandes sueños es el punto de partida para lograr los objetivos. La razón principal por la que la gente no logra el éxito absoluto es porque nunca se les ocurre que puedan lograrlo. Como resultado, nunca actúan, nunca empiezan, continúan gastando todo lo que ganan y un poco más que eso, pero cuando comienzan a soñar grandes sueños sobre su éxito absoluto, comienzan a cambiar la forma como se ven a sí mismos y como ven su vida.

Comienza a hacer las cosas de una forma diferente, poco a poco, gradualmente, hasta que la dirección general de tu vida cambie para mejor. Soñar grandes sueños es el punto de inicio del ÉXITO ABSOLUTO y el punto de partida para crear tu propia fortuna en todos los sentidos.



No importa lo que es para ti el ÉXITO EXTERIOR, pero si lo quieres conseguir de verdad ve a por ello, apasiónate por ello, ama lo que haces y no te dejes parar por nada ni por nadie. Si necesitas ayuda para lograrlo, pídela, nadie ha logrado su éxito exterior solo y sin ayuda.


¡PERO NUNCA, NUNCA, NUNCA TE RINDAS!

Todos derechos de este texto están reservados para el autor.

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